Si pensamos que los hábitos de compra de los consumidores permanecen estáticos a lo largo del tiempo nos estaremos equivocando y metiendo la pata hasta el fondo. Sí, como suena.
Hoy no os voy hablar del consumidor, de sus gustos o intereses, sino de cómo le han afectado los cambios del entorno que lo rodea y cómo le van a seguir afectando. No pensemos que esto solo va a afectar al consumidor, todo lo contrario, las marcas serán las primeras que tendrán que darse cuenta de ello!!
Por eso siempre insisto, y aunque a veces peque de repetitivo, siempre tenemos que tener lo mejor controlado posible lo que esté pasando en el entorno y sociedad que rodea a mi marca.
Nos podemos dar cuenta que los hábitos de compra que tenían nuestras abuelas o incluso nuestros padres, no son iguales a los que actualmente tenemos. Somos menos fieles a las marcas, pero a las que somos fieles, lo somos con el corazón. Aunque si que es cierto que esto último es lo menor, la infidelidad cada día está más a flor de piel en el mercado.
La sociedad cambia, el entorno cambia y la economía cambia, y es esto en lo que quiero detenerme. Ahora ya pasado lo peor de la crisis económica y ahora que se intuyen tendencias de mejoras en el consumo de los hogares, las marcas se tienen que dar cuenta del estado de los hábitos del consumidor.
¿Creéis que estos volverán a ser los mimos, o por el contrario, seguirán la tendencia que han seguido estos últimos años?
Pues bien, una vez superada esa situación, los comportamientos de consumo adquiridos en época de crisis, suelen quedarse… Seguimos comprando menos cantidad en el proceso de compra, pero con más frecuencia. Adiós a las grandes compras semanas, o mensuales.
Que la economía se recupere y el consumidor pueda volver a realizar grandes aprovisionamientos no está muy claro, pero sí, que las tendencias adquiridas en periodo de crisis en una joven población consumista, se quedará por un tiempo…