La fidelidad es tremendamente complicada de conseguir, más si cabe en el panorama actual en el cuál nos movemos diariamente. Tanto a nivel personal, como a nivel profesional.
Cuando hablamos de marcas, uno de los objetivos que deben de estar presentes en la mayoría de las estrategias es la de fidelizar. Enganchar a nuestros clientes de manera que repitan la compra y desechen otras marcas que ofrezcan productos similares. Generar auténticos fans de marcas.
Una herramienta muy potente, y de la cuál vamos a hablar hoy, es la creación de un ritual de marca. ¿Qué es eso y para qué sirve?
Un ritual es básicamente la realización de una serie de acciones, por lo general ordenadas en el tiempo, que se repiten por su valor simbólico, ya sean religiosas, políticas, deportivas, tradiciones, recuerdos, etc. Pensad, ¿quién no tiene su propio ritual a la hora de levantarse y salir de casa por las mañanas? ¿O al irse a dormir?
Normalmente, estos rituales no tienen casi ningún efecto práctico, pueden omitirse y cambiarse por otros. Da igual hacerlos que no, por eso su valor simbólico, pero el ejecutarlos nos aporta una serie de emociones muy marcadas.
Diferentes estudios demuestran que cuando el mundo se vuelve más incierto y cambiante, solemos coger una postura controladora de las cosas que nos rodean. A las personas nos gusta tener el control, quizás de ahí el sentido de los rituales.
Para una marca es tremendamente importante, puesto que si es capaz de generar un ritual alrededor de ella y el público lo adopta, se estará asegurando una repetición del mismo durante el tiempo. Mola, ¿verdad?
La primera marca que creó un ritual, sin duda alguna fue la Cristiandad con la Iglesia y la Cruz, todo un símbolo que lleva consigo un ritual muy fuerte, seguido por sus fieles por mucho tiempo.
Uno de los ejemplos que más me llamó la atención cuando empecé a observar esto del ritual de marca fue el mencionado por Martin Lindstrom en su libro Buyology, ¿cómo te comes una hamburguesa? ¿Primero las patatas y luego la hamburguesa?, ¿la coges del derecho o del revés?, ¿dejas el refresco para el final? Muy interesante…
Pero mirad como las marcas intentan generar estos rituales para que los consumidores adopten pautas repetitivas y vuelvan a ejercer el acto de la compra:
La cadena de comida rápida Subway tiene los mismos ingredientes ordenados de la misma manera en cualquiera de sus miles de tiendas. Así, cuando acudes a pedir tu bocadillo, tu cerebro ya sabe identificar que primero estarán las ensaladas, después el fiambre y por último las salsas…
La marca Guinness ha conseguido que el momento de servir una de sus cervezas negras sea un acto de puro artesano. Pedir una alguna vez y lo comprobáis. Se llena la mitad, se deja reposar, luego se sigue llenando hasta tener la espuma perfecta…
Por no hablar de la marca de galletas Oreo, cualquier recuerda sus anuncios de televisión que nos han creado esa secuencia de consumo tan marcada. O Coronita quizás con su limón colocado en el cuello del botellín.
Sin duda, conseguir un ritual de marca es muy positivo puesto que genera una diferenciación clara en la mente del consumidor respecto a tu competencia, pero a su vez es una tarea ardua y compleja, tanto de desarrollar como de implantar.
Suerte con vuestros rituales chicos!!
Foto: bebesymas.com