La responsabilidad social corporativa, lo que conocemos por RSC, está cambiando en el actual sistema de consumo en el que estamos inmersos. Muchas marcas, más poder y más seguidores que muchos países. Las personas esperamos mucho de las marcas, las marcas se han convertido en referentes para muchas personas.
Ayudar a conservar el medioambiente, a tener procesos limpios en los sistemas de producción, a comercializar productos “verdes”, a cuidar la capa de ozono… Ya no vale. Este tipo de actuaciones, como consumidores, las damos por hechas.
Hoy, los consumidores queremos que las marcas se impliquen de lleno en los problemas reales de la sociedad. Queremos que tomen conciencia de nosotros.
¿Qué nos pasa? ¿Qué problemas tenemos como sociedad? ¿Qué les pasa a mis consumidores? Preguntas que las marcas se deben hacer para contribuir al desarrollo y sostenibilidad de la sociedad que les da sentido.
Hoy en día, y como realmente me gusta ver desde mi particular visión del marketing y la sociedad, las marcas deben estar cerca de sus consumidores y apoyarlos.
¿Cómo?
Centrar sus esfuerzos en una dirección unificada y perseguir un o unos objetivos claros. Y no parar hasta conseguirlo. Implicarse de lleno en la sociedad.
Hace muy poco, el Rayo Vallecano (equipo de fútbol de primera división de la liga española, se implicó en la labor de proporcionar un hogar a una anciana que iba a ser desahuciada de su casa. Esa mujer era vecina del barrio donde es nativo ese club de fútbol, de donde viven y trabajan sus hinchas, sus aficionados.
Este equipo, con su humilde presupuesto ayudó en un caso puntual, unificado, a una única persona, hasta conseguir un objetivo. Una persona cercana al entorno de la marca.
El reto de las marcas con el marketing social está ahí, en ayudar a mejorar los problemas de la sociedad actual, de su entorno, de sus consumidores.
¿Y si Coca-Cola y Pepsi se unieran y financiaran la cura contra el ébola? ¿Sería una locura?
Foto: marketingdemocratico.com