Lo vital e importante a la hora de trabajar en marketing, a la hora de intentar desarrollar productos y servicios sorprendentes, es saber que al final del proceso, una persona tomará una decisión. Pero no sólo se queda ahí, si no que sucederá un tipo de comportamiento humano que hará que ese proceso de elección y decisión se lleve a cabo.
Son aspectos emocionales, abstractos e intangibles, que nos podemos creer o no, pero que si nos miramos a nosotros mismos, a nuestro comportamiento como consumidores y personas, nos daremos cuenta que quizás no estemos muy engañados al respecto.
Hoy, os quiero hablar del ego y su influencia en el proceso de marketing. El ego desde una perspectiva positiva, puesto que todos lo tenemos y es una parte vital para nosotros, más si cabe hoy en día gracias a la gran conectividad de la que disponemos.
Quizás esto de las Redes Sociales han propulsado con energía el nivel de ego que mostramos al mundo, y esto cada vez interesa más a las propias marcas a la hora de desarrollar estrategias de marketing y comunicación. Nos gusta mostrar lo que conseguimos o donde estamos, lo que tenemos y con quién lo compartimos. Nos gusta sentirnos importantes y reconocidos…
Si no, ¿por qué subes una foto de tus pies cuando vas a la playa? ¿Por qué subes un selfie en el aeropuerto con el cartel de embarque de fondo? Selfie, quizás el icono que ha popularizado en forma y estilo la manera de mostrar nuestro ego a los demás.
Pero no es nada malo, por supuesto que no. Debemos de entenderlo perfectamente y saber cómo llegar a nuestros consumidores objetivo conociendo qué quieren mostrar a los demás. De qué manera pueden ser los mejores. Mirad un ejemplo:
¿Conocéis la plataforma Take a Chef? Un aplicación que te envía a casa todo un chef que te prepara la cena y la sirve en la mesa, en esa ocasión especial en la que has invitado a tus amigos a casa. Trae todos los ingredientes y utensilios, cocina, sirve la mesa, recoge y por supuesto, limpia los platos. Perfecto, ¿no?
Sin duda, el ego del anfitrión subirá como la espuma del champán con el que brindarán al final de la velada. A eso me refiero cuando hablamos de ego en marketing, de la parte del marketing emocional más humana que existe.
Y por supuesto, esto del ego no es solo para los consumidores. Las marcas también tienden a tener un ego desmedido hoy en día, pero eso, para otro capítulo, si queréis.