En las últimas entradas hemos venido hablando sobre el impacto de las marcas y sus productos en el entorno. Ya no solo en aquello relacionado con el medio ambiente, si no con el impacto social, humano y ético. Marcas de cosmética como Blumma, de la cuál te hablo en esta ocasión, son un ejemplo de cómo armar una ventaja competitiva entorno a la salud de una manera innovadora.
Y, aunque Blumma realiza cosmética para bebés, también es apta para toda la familia, ya que son productos ideados para cuidar las pieles más sensibles. Una extensión de público muy adecuada que involucra desde los más pequeños de la casa hasta los papás y mamás con un enfoque sensible y muy sensitivo.
Si Washeet hablábamos de que el sector de la limpieza debía ser una punta de lanza entorno a nuevas estrategias conscientes, la cosmética no es menos. Hemos visto ejemplos como el Toothy Tabs de Lush, el dentífrico sólido, o las botellas de aluminio reutilizables de P&G, pero la materialización de productos respetuosos, elaborados con ingredientes de agricultura certificada ecológica aporta una nueva variable más.
Blumma Natural Cosmetics, productos de cosmética infantil naturales y ecológicos
La filosofía de una marca que aspira a ser parte del ecosistema de un consumidor consciente pasa por pensar, saber y hacer de manera distinta. Desde Blumma Natural Cosmetics lo tienen claro, y por eso, su compromiso pasa por crear productos de cosmética natural, con principios activos orgánicos e ingredientes que no dañen a los animales ni al planeta. Ese doble impacto, persona y entorno, es tremendamente potente para ser una punta de lanza estratégica. También de comunicación hacia un público que quiere novedades.
La eliminación de ingredientes y compuestos hace de las nuevas propuestas de productos algo novedoso. En este caso, Blumma ha eliminado todos aquellos químicos que contienen la cosmética tradicional y que no respetan la salud de la piel. Y por extensión, a la del planeta. Por ello, los valores son esenciales en este tipo de posicionamientos. Que un producto cuente con la certeza de que sus ingredientes provienen de la agricultura ecológica es toda una declaración de intenciones y un punto de encaje con el consumidor. Esto es honesto y es transparente.
Por eso, cuando nos encontramos con marcas verdaderamente auténticas, como el caso de Blumma, nos damos cuenta que en este segmento es tan importante un producto de calidad. Pero también poder contarlo y proteger al público. Es decir, explicar, orientar y comunicar, en este caso a las familias, qué ingredientes son los mejores y cuáles no lo son, porque no todas las marcas con etiqueta “eco” lo son al cien por cien.
Como dicen Sandra y Medir, creadores de Blumma, “nuestro objetivo es dejar un mundo mejor a nuestra hija Emma”. La sensibilidad hacia cómo será el futuro está cada vez más latente. Muchos son ya los consumidores que apuestan por marcas de cosmética con estrategias eco-friendly, donde hay un gran recorrido por hacer y mucho terreno por explorar.