El poder de la conexión social a través de Internet nos ha traído multitud de nuevos escenarios a los cuáles no estábamos acostumbrados, y que en la actualidad todavía estamos asimilando.
Muchas de las interacciones y acciones que desarrollamos como usuarios en la red social van mutando, desapareciendo o incluso nuevas naciendo, pero lo que está claro es que todavía tenemos mucho que aprender. Sin ir más lejos, hoy quiero compartir una reflexión personal sobre el movimiento que en marketing conocemos como influencers en redes sociales.
El prototipo de influencers viene acuñado por un perfil de usuario muy activo en plataformas sociales digitales que escribe-fotografía-habla sobre un tema concreto con mayor relevancia que un usuario común. Estas personas desarrollan su actividad comunicativa a través de sus cuentas de Instagram, YouTube, Snapchat… donde son capaces de atraer la atención de un gran número de usuarios con sus likes y/o comentarios.
Muchos de estos influencers han alcanzado la relevancia social gracias a su trabajo más o menos cuidado a la hora de mostrar productos, trucos, ideas… o bien por tener cierto interés en la masa social por ser una celebritie o un nuevo personaje famoso.
Aclarado esto, y ante el grandísimo interés que estas cuentas suscitan en marcas para que les promocionen sus productos o servicios a cambio de cantidades de dinero importantes (fee, como ellos llaman), la pregunta es: ¿Caducará el poder de los influencers en las redes sociales?
Para esto quiero exponeros dos puntos de vista, desde la estrategia de marca y desde el perfil del usuario:
En cuanto al interés que pueda tener una marca en ser recomendada por una cuenta perteneciente a un influencer, puedo estar más o menos de acuerdo, puesto que es un escaparate con menos daño publicitario de cara a un consumidor. El producto o servicio es mostrado, enseñado, a un target específico de manera sutil disminuyendo la agresividad promocional.
El problema empieza ahora. Cuando entramos en un ecosistema cada vez más denso de cuentas digitales etiquetadas como influencers y donde la cuota monetaria (fee) de estas personas suben como la espuma, ¿la marca se preguntará si es realmente rentable la inversión?
Ahora será el momento de analizar si el esfuerzo merece la pena y si realmente el usuario comprará ese producto o servicio o simplemente experimentará un brillo en sus ojos por ver a su ídolo una vez más disfrutando de la vida como nadie en este planeta.
Por otro lado, debemos de analizar al usuario de la calle, cómo ve a este tipo de cuentas que desprenden una realidad adulterada y a menudo falseada. La persona de carne y hueso cada vez es más consciente que la red social vende espacios idolatrados y los influencers son eso, meras herramientas comerciales en un paisaje fabricado.
No digo que el influencer sea una especie en vías de extinción a medio plazo, pero sí, una herramienta de marketing a engrasar y mejorar para que realmente funcione y no pierda el espíritu social de los primeros tiempos: personas normales que contaban cosas reales sin otro fin que ayudar a quién estaba al otro lado de la pantalla.
Hoy muchos quieren ese dinero fácil, quieren ser influencers, quizás esta no sea la opción.
Simplemente es una opinión personal desde el punto de vista social y empresarial que espero te sirva para pensar.