Vivimos una época maravillosa, donde las marcas se atreven a crear productos y servicios sorprendentes, asumiendo riesgos para llegar a conectar con un consumidor que desea propuestas novedosas. Tanto es así que la gourmetización de los productos básicos propone un potencial creativo nunca antes explorado.
Hoy os traigo un claro ejemplo de este concepto. Gold Sugar, el azúcar de oro, describe a la percepción el concepto gourmet luxury y como los productos cotidianos se vuelven “gourmet” gracias a introducir ingredientes de lujo en su fórmula.
El azúcar de oro, Gold Sugar, se compone de unos terrones o cubos de azúcar donde se ha conseguido combinar con oro de 24 quilates para conseguir un producto exclusivo y que llama poderosamente la atención de un consumidor que busca compartir un momento único y alimentar el ego con algo único.
Aunque el oro no es algo nuevo en el universo de la gastronomía, puesto que lo podemos encontrar en diversas propuestas, sorprende como el límite es casi infinito en la aplicación creativa a la hora de combinar junto a este metal precioso.
La creatividad es capaz de aportar valor a un ingrediente común, convencional, y elevarlo a un status muy selecto, incluso solo accesible para unos pocos.
Gold Sugar se vende en diversos formatos. Comienza desde la posibilidad de comprar un pack de tres terrones de azúcar con oro en un exclusivo estuche, como de una joya o unos diamantes se trataran.
La exageración que lleva a combinar el azúcar y el oro es tan atractiva que sugiere también la venta de únicamente tres terrones de azúcar. Cuando se extrae un concepto innovador, potente, se puede llegar a alargar ese mismo enfoque creativo para aportar todavía más valor a la propuesta de producto o servicio final.
Si alguno quiere conocer más sobre productos sorprendentes combinados con oro ahí os dejo un enlace bien interesante.
Fotos: goldsugar