Uno de los deberes pendientes que tienen las marcas es el conocimiento real de los problemas de la sociedad, pero más en concreto, de los problemas sociales de sus consumidores. Qué menos que preocuparnos por las personas que nos compran, ¿no creéis?
Pues bien, todavía es un trabajo que dista mucho de su pleno rendimiento en los departamentos de marketing de las organizaciones actuales, pero algunas marcas, ya están empezando a entender el nuevo escenario social en el cuál nos movemos y están desarrollando estrategias en este sentido.
Uno de los objetivos que se deben cumplir es el desarrollo sostenible de la sociedad que consume mis productos o servicios, más que nada, para que ese beneficio repercuta en un futuro próximo de nuevo en mi marca y sea yo, la empresa, quien otorgue energía a ese círculo que genera el proceso de retroalimentación permanente.
Es muy sencillo. Observar, entender, pensar creativamente y actuar.
Mirad, hoy os traigo un claro ejemplo muy práctico en este sentido. Lo de claro va con doble sentido, hoy estoy inspirado ya veréis 🙂
Una de las mayores empresas de telecomunicaciones de latinoamérica, Claro, se dio cuenta de algo especial. En algunas zonas rurales de Costa Rica, las amas de casa amaban el televisor y sobre todo la telenovela, incluso por encima del pan!
Muchas familias se involucraban en préstamos monetarios muy importantes para poder pagar el televisor y la conexión, a lo que Claro intentó poner una solución creativa. Ayudó a esas amas de casa a lanzar pequeñas Startup físicas que generarían dinero y así pudrían tener un mínimo para hacer frente a esos gastos.
Cada una haciendo lo que mejor sabía hacer. Y Claro puso el resto. Renunció a la publicidad de sus antenas y las pintó de manera divertida y llamativa convirtiéndolas en el rótulo de estos pequeños e innovadores negocios.
Una genial idea que contribuye con el desarrollo económico de la zona. Pero lo bonito será que esto no acabe aquí, que se siga trabajando en este tipo de estrategias de marketing social.