A mí me ha pasado, es más, me pasa a menudo. Seguro que a ti también: llevas horas, días o incluso semanas intentando encontrar una solución a un problema o en busca de una buena idea para resolver tu proyecto de negocio o TFM, pero nada parece encajar. Te esfuerzas, tomas notas, investigas, pero la inspiración simplemente no llega. Y, de repente, cuando menos lo esperas (quizás en la ducha, dando un paseo o justo antes de dormir), boom: ahí está la idea perfecta.
A esto se le llama el “momento eureka” y es una experiencia que todos hemos vivido en algún momento. La pregunta es: ¿por qué sucede? ¿Por qué las mejores ideas aparecen cuando desconectamos en lugar de cuando estamos focalizamos en encontrar la solución?
Qué es el “momento eureka” y cómo funciona
El término “eureka” es una palabra que en la antigua Grecia significaba algo así como “¡lo tengo!”. Su fama proviene de la exclamación atribuida a Arquímedes cuando descubrió el principio (Principio de Arquímedes) de flotabilidad mientras tomaba un baño. Desde entonces, se usa para describir esos momentos de iluminación repentina en los que encontramos la solución a un problema de manera inesperada.
Desde un punto de vista científico, estos momentos ocurren cuando nuestro cerebro cambia del modo enfocado al modo difuso. Cuando estamos en el modo enfocado, nuestra mente está concentrada en resolver una tarea específica. Pero cuando nos relajamos, entramos en un modo difuso, donde las conexiones entre ideas se generan de manera más libre y creativa.
Básicamente, cuanto más intentamos obligarnos a pensar en una solución, más bloqueamos a nuestro cerebro, sobre todo si no utilizamos técnicas ni herramientas que nos liberen del estrés. En cambio, cuando desconectamos y dejamos de pensar de manera consciente en el problema, permitimos que nuestro subconsciente haga su magia.
Por qué las mejores ideas aparecen cuando desconectamos
Aunque no lo parezca o no seamos conscientes, nuestra mente nunca se para, no descansa. Incluso cuando no estamos pensando activamente en un problema, el subconsciente sigue procesando la información. Es como un ordenador que sigue ejecutando procesos en segundo plano mientras realizas otras tareas.
Por eso, muchas veces las soluciones aparecen en momentos en los que no estamos buscando activamente una respuesta. En los procesos creativos lo llamamos como “inercia creativa”, que da respuesta a esas ideas que llegan cuando hemos dejado de trabajar directamente en la tarea creativa.
Además, el estrés y la presión pueden hacer que nos quedemos atrapados en patrones de pensamiento repetitivos y poco creativos. Al relajarnos, reducimos la actividad de la corteza prefrontal, permitiendo que fluyan ideas nuevas sin la rigidez del pensamiento lógico y lineal.
No es casualidad que las grandes ideas lleguen cuando estamos en la ducha, haciendo ejercicio o simplemente descansando. Estas actividades nos permiten relajar la mente y crear un espacio para la creatividad espontánea.
Por otro lado, si pasas horas frente a una pantalla tratando de ser creativo, probablemente termines frustrado. Por esa razón, siempre decimos que la creatividad y, por tanto, las soluciones novedosas, son más probables que aparezcan cuando trabajamos en otros entornos fuera de nuestro día a día.
Muchas ideas innovadoras nacen de la observación y la experimentación con el mundo real. Por eso, desconectarnos del trabajo y sumergirnos en nuevas experiencias puede abrirnos las puertas a ideas que de otro modo no habríamos considerado.
Cómo aprovechar el “momento “eureka” a tu favor
Aunque es un instante inconsciente que parece no podamos controlar, podemos realizar diferentes actividades para forzar ese “¡eureka”. Apunta estos consejos:
1. Pausas estratégicas
Si te sientes bloqueado, aléjate de la tarea por un rato. ¿Recuerdas la Técnica Pomodoro? Da un paseo, escucha música o simplemente cambia de ambiente. Estas pausas permiten que tu cerebro procese la información sin presión.
2. Incorpora momentos de desconexión en tu rutina
No esperes hasta estar exhausto para tomarte un descanso. Dedica tiempo a actividades que te relajen, como la meditación, el ejercicio o la lectura. Estos momentos de desconexión pueden convertirse en fuentes inagotables de creatividad.
3. Aprovecha los momentos en que tu mente divaga
Las ideas suelen aparecer cuando menos lo esperas. Ten siempre a mano un cuaderno o una aplicación de notas de audio para capturar esas ideas antes de que se esfumen.
4. Expón tu mente a nuevos estímulos
La creatividad no surge en el vacío. Visita nuevos lugares, conoce gente diferente, lee sobre temas que no estén directamente relacionados con tu trabajo. Cuantas más conexiones puedas hacer entre ideas diversas, más probable será que tengas un “momento eureka”. Por ejemplo, a mi me encantan los suplementos de la prensa escrita los fines de semana.
5. Confía en tu subconsciente
A veces, lo mejor que puedes hacer es dejar que tu mente haga su trabajo sin presionarla. Si llevas mucho tiempo atascado en un problema, déjalo por un momento y concéntrate en otra cosa. Te sorprenderá lo que puede surgir cuando menos lo esperas.
Las mejores ideas no siempre llegan cuando estamos esforzándonos al máximo, sino cuando nos permitimos desconectar y dejar que nuestra mente trabaje en segundo plano. El “momento eureka” es una prueba de que la creatividad no se puede forzar, pero sí se puede fomentar a través de pausas, momentos de relax y nuevas experiencias.
Así que la próxima vez que te sientas bloqueado, no te castigues intentando pensar más fuerte. En su lugar, sal a caminar, date una ducha o simplemente deja que tu mente divague. Puede que la solución que buscas esté esperando en un rincón de tu subconsciente, lista para aparecer cuando menos lo esperes. Eso sí, siempre que utilices técnicas como “Los 7 pecados laterales” tendrás la ayuda perfecta para lograr el éxito en tu proceso creativo.