Hoy tenemos la inmensa suerte de contar en el blog con un genial profesional y un gran amigo directamente desde Argentina. Guido Palazzo, director de EDU Digital, nos acerca el rol de la impresión digital al desarrollo de productos.
Ponte cómodo/a, porque este artículo es realmente interesante. Te dejo con Guido:
La impresión 3D es el nombre popular de un grupo de tecnologías inventadas entre 1984 y 1994 que sólo fueron accesibles para el público general a partir de 2004. Fue el año en que, en un efecto dominó, las patentes que protegían esos inventos expiraron una a una y las recetas para construir impresoras 3D fueron liberadas y puestas a disposición para toda la humanidad a través de internet.
La explosión de uso y diversidad de aplicaciones se puede observar en datos de producción o consumo pero es quizás más gráfico verlo de la siguiente manera:
Cantidad de veces que los usuarios de todo el mundo buscaron en internet la frase: “impresión 3D”. Fuente: google trends
Además del primer salto a la fama de la impresión 3D, podemos ver una segunda ola de popularidad. Es la otra consecuencia del COVID-19 que está dando un nuevo estímulo a la masificación de esta tecnología dado su rol en la fabricación ágil de Elementos de Protección Personal (EPP), abrepuertas, repuestos de de equipamiento médico y hasta hisopos para kits de detección del virus.
Lamentablemente, el impacto económico que esta pandemia está teniendo en nuestras comunidades es cada día más evidente. El deterioro del mercado laboral es una realidad en países con gobiernos de diversos signos políticos, con distintas culturas y con distintos indicadores económicos previos a febrero de 2020.
Cuando crisis como esta golpean a todos al mismo tiempo, suelen ser los más preparados quienes salen a flote. La buena noticia es que la impresión 3D no sólo acudió al rescate de los médicos y profesionales de la salud. También es una poderosa herramienta para quienes han perdido su empleo o se ven en necesidad de compensar pérdidas en sus ingresos, para las familias en casa que ven la oportunidad de hacer todo tipo de arreglos y para el pequeño y mediano comerciante.
Uno de tales casos es el de Agustina. Ella está al frente del Taller La Gubia, ubicado en la Ciudad de Buenos Aires, Argentina. Allí se hacen trabajos de enmarcado a medida para láminas, obras y fotografías y donde, hasta febrero de este año, se brindaban cursos de enmarcado para principiantes.
Luego de un mes de inactividad total por el aislamiento social obligatorio decretado por el gobierno argentino, su rubro fue incluido entre las excepciones para retomar las actividades, con una restricción importante: no podía recibir clientes en su local a la calle. No sólo volvió a la actividad con un mes sin ventas, sino que parte importante de su fuente de facturación pasó a ser una actividad prohibida.
Durante el mes en el que fue obligada a permanecer en casa, Agustina apuntó todos sus cañones creativos y productivos al costado virtual de su negocio. Relanzó su tienda online, creó un nuevo catálogo de productos con medidas estándar, amplió su oferta de láminas decorativas, desarrolló una nueva y más profesional identidad de marca y lanzó un nuevo producto: un kit de enmarcado con envío a domicilio.
A dos semanas de su lanzamiento, el nuevo “KIT fácil” tiene una venta por día. Sí, ya vendió más de 14 unidades. No sólo generó un nuevo producto sino que amplió su mercado desde la Ciudad y Gran Buenos Aires (suburbios 50 km a la redonda), para pasar a realizar envíos a todo el país. Ya hay KITs en las provincias de Tucumán, Santa Fe, Tierra del Fuego y Mendoza.
Ustedes se preguntarán “¿Pero y esto qué tiene que ver con la impresión 3D?”. Más allá de la visión y resiliencia de esta joven emprendedora, lo que este caso demuestra es uno de los principales aportes de la apertura de las patentes que pesaban sobre la impresión 3D.
Durante 30 años, la impresión 3D sirvió fundamentalmente para prototipado de productos en etapa de desarrollo. En este caso, el corazón técnico y comercial del KIT fácil es una herramienta diseñada especialmente para ser fabricada por impresión 3D.
Se trata de un producto final de bajísimo costo e inmediata disponibilidad, mientras que la herramienta tradicional para el enmarcado comercialmente disponible representaría una porción importante del costo de este KIT y lo haría inviable comercialmente.
Con impresión 3D, un poco de creatividad y mucho trabajo de desarrollo de producto, Agustina creó una herramienta impresa en 3D, original, de diseño y 100% reutilizable. Se viene el KIT recarga 😉
Fotos: tallerlagubia.com | Autor: Guido Palazzo