Buscamos la innovación, romper con el mercado, romper con las expectativas del consumidor y dar un golpe en la mesa (nunca mejor dicho, ahora lo vamos viendo) para conseguir cierta repercusión en medios, redes sociales, boca a boca, etc.
Desde el mundo marketing cada vez tenemos que concebir estrategias y productos o servicios que impacten y llamen la atención del público para poder tener un hueco en el mercado.
En el mundo de la moda es si cabe aún más complicado. Las tendencias marcan las pautas de diseño y consumo con muchos meses de antelación. Todo, ahora, se combina.
El gusto por lo rocker, por lo duro, por la agresividad, por mostrar unos encantos rudos, pero con clase. Me encuentro con este caso:
Los bolsos con puño americano de McQueen, de altísima gama y altísimo precio, para una consumidora de status social elevado que quiere marcar las diferencias.
Pero… Algunas veces queremos ser tan rompedores que rompemos con las leyes. Se ha dado el caso que muchas mujeres han tenido problemas a la hora de pasear estos encantadores bolsos.
He de decir que a mí me molan, pero se han dado casos de arrestos por llevar consigo un arma prohibida como es un puño americano. Casos con bolsos originales o copias ilegales.
Quizás un producto que solamente fue concebido para llamar la atención y generar a la marca en el candelero, o una arriesgada forma de entrar al mercado.
O, al igual que esta blogger, que se compró una monísima y carísima funda para su iphone y fue retenida en el aeropuerto de París, perdiendo su vuelo y gastando una noche de hotel más, porque portaba con ella un arma ilegal. Como ella mismo aseguró, fue una fashion victim, o fashion terrorist.