Intención de Búsqueda, qué es y cómo analizarla para posicionarte en Google

Si estás interesado en mejorar el  posicionamiento de tu web en Google, es probable que hayas oído hablar de la intención de búsqueda, un concepto esencial dentro del SEO. En cualquier caso, si es la primera vez que escuchas el término, no te preocupes porque en este artículo los expertos SEO de diferenciaentre.es explican no solo qué es la intención de búsqueda, sino también cómo puedes analizarla para determinar el tipo de contenido que debes crear para una determinada palabra clave.

Qué es la intención de búsqueda

La intención de búsqueda es la expectativa que tiene el usuario respecto al contenido que se encontrará al realizar una determinada búsqueda. Es decir, es aquello que el usuario espera encontrar al hacer clic en un resultado de Google después de haber realizado una consulta en el buscador.

La intención de búsqueda a veces es fácil de identificar. Sin embargo, no siempre es así, ya que una misma palabra clave puede tener diferentes intenciones de búsqueda según quién realice la búsqueda y cuáles sean sus pretensiones.

Desde diferenciaentre.es nos ponen dos ejemplos para entenderlo mejor. Primero vamos a proponer una palabra clave con una intención de búsqueda nítida y concisa. Por ejemplo: “qué es la intención de búsqueda en Google”. Cuando un usuario introduce esa frase en Google, podemos saber sin atisbo de duda qué es lo que quiere encontrar. Lo que busca es la definición de intención de búsqueda y, tal vez, saber para qué sirve o qué utilidad tiene.

Pero hay palabras clave mucho más confusas. Por ejemplo: “búsqueda”. Ante una palabra clave tan genérica y abierta, caben muchas interpretaciones. El usuario puede estar buscando el significado de “búsqueda” según la RAE, pero también puede estar buscando una empresa que se tenga ese nombre, o un artículo que explique cómo funcionan las búsquedas de Google. Se trata, por tanto, de una palabra clave ambigua que admite diversas intenciones de búsqueda.

Qué tipos de búsquedas existen

Las búsquedas de Google se pueden clasificar de diferentes maneras. Podemos establecer distinciones en torno a la concreción de la búsqueda, el propósito de la consulta, la complejidad de la respuesta, la caducidad del contenido o el formato del contenido buscado, entre otras cosas. Veamos los principales tipos de búsquedas y cómo ayudan a configurar la intención de búsqueda.

Tipos de búsquedas según la concreción

  • Búsquedas genéricas intederminadas: se trata de búsquedas ambiguas y muy poco específicas, cuya intención puede ser muy diversa en función del contexto de la persona que las realiza. Las búsquedas genéricas casi siempre están formadas por una o dos palabras que por sí mismas no expresan la intención de quien las usa.
  • Búsquedas genéricas determinadas: son búsquedas genéricas en las que, al menos, está clara una parte de la intención de búsqueda. Por ejemplo: “ropa deportiva”. En este caso, sabemos que el usuario busca ropa de deporte, pero no qué prendas en concreto ni cuáles son sus preferencias.
  • Búsquedas genéricas con interpretación mayoritaria: son búsquedas que, a pesar de ser interpretables, tienen una intención de búsqueda predominante. Es decir, tienen varias intenciones de búsqueda, pero una de ellas destaca sobre el resto estadísticamente.
  • Búsquedas concretas: son búsquedas específicas en las que habitualmente se utilizan frases o combinaciones de palabras que dejan muy poco lugar a la interpretación o a la duda. A menudo contienen preposiciones y particulas interrogativas como “qué”, “cómo”, “cuál”, “dónde”, “por qué”, “cómo” o “cuándo”.

Tipos de búsquedas según el propósito

  • Búsquedas informativas: son aquellas búsquedas en las que los usuarios esperan obtener información que resuelva sus dudas, consultas o preguntas.
  • Búsquedas comerciales: son aquellas que el usuario utiliza para encontrar productos o servicios, informarse sobre ellos y compararlos con el fin de realizar una posible compra.
  • Búsquedas transaccionales: es un tipo de búsqueda muy similar a la anterior, pero en este caso, el usuario se encuentra en un momento mucho más cercano a la compra, tiene mucho más claro qué quiere comprar o contratar.
  • Búsquedas navegacionales: aquellas cuyo propósito es encontrar una URL en concreto de un sitio web en concreto, como puede ser la página de contacto, la página de acceso o cualquier otro contenido específico.
  • Búsquedas de recursos: se realizan cuando se pretende encontrar material (documentos, bases de datos, imágenes, infografías, estudios) que pueda ser usado externamente para algún propósito determinado. Estas búsquedas pueden ser tratadas también como búsquedas comerciales en la medida en que el usuario podría estar dispuesto a pagar por dichos recursos o materiales.
  • Búsquedas lúdicas: con ellas, los usuarios buscan un tipo de contenido que satisfaga su necesidad de entretenerse. Este tipo de búsquedas pueden considerarse un subtipo de búsqueda comercial, ya que el entretenimiento es un bien de consumo.

Tipos de búsquedas según la complejidad

  • Búsquedas sencillas: se pueden responder de forma sencilla e informal sin ser un experto en la materia. Por ejemplo: “qué ver en Madrid”, “ideas para celebraciones de cumpleaños”, “opiniones sobre X restaurante”…
  • Búsquedas complejas: implican un contenido amplio, profundo y a menudo especializado y redactado por profesionales cualificados. Por ejemplo: “cómo crear un objeto 3D en autocad desde cero” o “procedimiento legal para crear una empresa”.

Tipos de búsquedas según la temporalidad

  • Búsquedas de actualidad: se busca información sobre algo que está pasando en este momento, noticias o tendencias cuya relevancia caerá a medida que transcurra el tiempo. Algunos ejemplos: “qué está pasando en Ucrania”, “real decreto aprobado ayer”, “última hora mercado de fichajes”.
  • Búsquedas atemporales estacionales: son búsquedas que persisten en el tiempo a largo plazo, pero que en en función del año experimentan picos o caídas. Ejemplos: “declaración de la renta”, “viaje a canarias”, “material escolar”, “aire acondicionado”.
  • Búsquedas atemporales inmutables: son consultas acerca de temáticas que no cambian con el tiempo. Por ejemplo: “historia de la antigua grecia” o “razas de perros”.

Tipos de búsquedas según el formato

  • Búsquedas de texto: el usuario pretende encontrar la respuesta a su consulta o la información por escrito.
  • Búsquedas de imágenes: el usuario busca imágenes que resuelvan su necesidad.
  • Búsquedas de vídeos: el usuario busca vídeos.
  • Búsquedas de streaming: el usuario busca retransmisiones en directo.
  • Búsquedas de audio: el usuario busca música, programas de radio, podcasts…
  • Búsquedas de lugares: el usuario quiere saber  la ubicación de un sitio y cómo llegar hasta él (Google Maps).

Por qué es importante identificar la intención de búsqueda de las palabras clave

Cuando creamos contenido para una web centrado en unas determinadas palabras clave con el objetivo de posicionarnos en Google, no basta con emplear esas palabras en el texto y ya está. Es muy importante lo que contamos al usuario, la información que generamos alrededor de dichas palabras clave. Hay que analizar cuál es la intención de búsqueda que estamos resolviendo. Para crear textos SEO que posicionen, estos tienen que responder a la perfección a la consulta del usuario.

El motivo es muy sencillo. Si el contenido no es útil para el usuario, Google lo sabrá y determinará que nuestro contenido no merece ocupar las primeras posiciones. Un ejemplo: si llenamos una página con la palabra clave “estrategias seo” pero realmente el contenido habla sobre estrategias de branding, nuestro contenido nunca aparecerá cuando la gente busque “estrategias seo”. Es un ejemplo algo básico pero que sirve para entender cómo funciona Google en ese sentido.

Del mismo modo, si intentamos posicionar en la búsqueda “camisas para hombre” una página en la que solo ofrecemos un tipo de camisa básica, no nos posicionaremos. ¿Por qué? Porque “camisas para hombre” es una búsqueda genérica. Sabemos lo que busca el usuario en general (camisas para hombre), pero no el tipo de camisa que le gusta en concreto.

Todo esto cobra mucha más importancia cuando tenemos una gran cantidad de palabras clave cuya intención de búsqueda no está clara. Si no le damos al usuario lo que pretende encontrar en cada búsqueda, no nos posicionaremos.

Cómo averiguar la intención de búsqueda de una palabra clave

Aunque no existe un método infalible para identificar la intención de búsqueda de cualquier palabra clave, sí que hay una manera de acercarse a la respuesta en la mayoría de los casos. Y la respuesta, como casi siempre, está en Google.

Si queremos saber cuál es la intención de búsqueda de una palabra clave, es tan fácil como ir a Google y buscar esa palabra clave. ¿Qué está apareciendo actualmente en las posiciones 1, 2 y 3? Ese contenido es el que está respondiendo de forma más satisfactoria a la intención de búqueda de los usuarios. Y es así porque Google es ya muy inteligente. Sabe qué debe mostrar.

Obviamente, habrá casos en los que incluso las primeras posiciones muestren discrepancias importantes entre ellas. Eso significará que esa palabra clave es ambigua o genérica y, por lo tanto, Google muestra resultados de diferentes tipos para satisfacer cualquier posible consulta en torno a esa palabra clave.

¿Qué hacer en este último caso? Nuestra recomendación es que crees un contenido que resuelva todas las posibles intenciones de búsqueda que existen para dicha palabra clave. Y si eso no es posible, crea un cluster. Es decir, una página “principal” en la que desgloses el contenido con enlaces a otras páginas, y en cada una de ellas hablas de uno de los significados o interpretaciones de la palabra clave.

Un ejemplo. Si te das cuenta de que la palabra clave “seo” es demasiado amplia para incluir todo lo que puede estar buscando el usuario, crea varias páginas, cada una de ellas optimizada con una de las intenciones de búsqueda secundarias (“qué es el seo”, “servicios de seo”, “glosario seo”, “estrategias seo”, “cómo aplicar el seo”, etc.) y desde la principal, coloca enlaces a cada una de estas subtemáticas.

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Foto de Firmbee.com en Unsplash

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Aprende a construir tu propio EPA (Entorno Personal de Aprendizaje)

El acceso a la información que hoy tenemos a nuestro alcance es prácticamente ilimitado. Mucho de lo que encontramos puede nutrirnos en nuestro aprendizaje, pero mucho otro no, por lo que es esencial contar con estrategias efectivas para gestionar el conocimiento. ¿Has oído hablar de los Entornos Personales de Aprendizaje (EPA)? Son un concepto clave en educación y desarrollo profesional. En el artículo de hoy quiero hablarte de qué son los EPA, cómo funciona y, por supuesto, algún ejemplo concreto y pautas para diseñar el tuyo de manera eficaz.

¿Qué es un Entorno Personal de Aprendizaje (EPA)?

Un Entorno Personal de Aprendizaje (EPA) es el conjunto de herramientas, recursos y estrategias que una persona utiliza para gestionar su aprendizaje de manera autónoma. Es decir, de manera personal y no reglada. Esto incluye tanto fuentes de información (blogs, redes sociales, podcasts, videos, webinars…) como herramientas digitales que facilitan la organización y el intercambio de conocimientos (Google Drive, Evernote, Trello, LinkedIn, etc.).

El concepto de EPA se basa en la idea de que el aprendizaje no está limitado a entornos formales como escuelas o universidades, sino que ocurre constantemente a través de diversas interacciones con la información y con otras personas.

Esto, sin duda, es así gracias a la digitalización y al acceso a Internet como no puede ser de otra manera, pero hay que tener muy presente que la educación reglada es de vital importancia. Los dos mundos se une para que el conocimiento pueda seguir su camino constante y fortalecer el pensamiento y la ideación de las personas. Una buena formación académica se complementa con una buena estrategia EPA de manera constante.

Características de un EPA

  • Personalizado: Se adapta a los intereses, necesidades y objetivos de cada persona.
  • Digital y analógico: Puede incluir tanto herramientas digitales como métodos tradicionales de aprendizaje… imagina acudir a cafés donde intercambiar opiniones sobre algún tema.
  • Dinámico: Evoluciona con el tiempo según el crecimiento personal y profesional del usuario.
  • Conectado: Facilita la interacción con entornos de aprendizaje y redes de expertos.
  • Autogestionado: La persona decide qué, cómo y cuándo aprender.

Ejemplo de un Entorno Personal de Aprendizaje

Como hacemos a menudo en el aula cuando hablamos de marketing y construimos un buyer persona… Imaginemos a Laura, una especialista en marketing digital que quiere mantenerse actualizada en tendencias y herramientas. Su EPA podría estar compuesto por:

  • Fuentes de información: Blogs como HubSpot, Rethink by ESIC y Think With Google, o por supuesto, como este 🙂
  • Redes sociales: Sigue a expertos en LinkedIn y participa en directos de Instagram sobre marketing digital.
  • Herramientas digitales: Usa Feedly para organizar sus lecturas, Notion para tomar notas y Hootsuite para gestionar sus redes.
  • Aprendizaje estructurado: Se inscribe en cursos online de ESIC, asiste a masterclass y visualizada vídeos TedX, además de inscribirse en webinars de empresas líderes.
  • Práctica y experimentación: Aplica lo aprendido en proyectos personales y profesionales.
  • Interacción y colaboración: Participa en foros, asiste a eventos y hace networking con otros profesionales.

Gracias a su EPA, Laura gestiona su aprendizaje de manera eficiente, se mantiene actualizada y mejora continuamente sus habilidades.

¿Cómo crear un Entorno Personal de Aprendizaje?

Construir un EPA efectivo requiere planificación y selección de recursos adecuados. No siempre vamos a acertar a la primera, ni tan siquiera vamos a tener todos los aspectos cubiertos a la vez. El proceso es paulatino, progresivo y de prueba y error. A continuación, te dejo algunas pautas que a mí me funcionan:

1. Define tus objetivos de aprendizaje

Antes de seleccionar herramientas y fuentes, reflexiona sobre qué deseas aprender. Hazlo de manera profunda, crítica, no tengas miedo en invertir tiempo. ¿Quieres mejorar tus habilidades técnicas? ¿Mantenerte al día en tu sector? ¿Explorar nuevas áreas de conocimiento?

2. Selecciona tus fuentes de información

Elige recursos de confianza (extremadamente importante) y relevantes para tus intereses. Algunas opciones incluyen:

  • Blogs y revistas especializadas.
  • Podcasts y videos educativos.
  • Libros y artículos académicos.
  • Redes sociales profesionales.

3. Utiliza herramientas para organizar y gestionar el conocimiento

Para optimizar el aprendizaje, es importante almacenar y estructurar la información de manera efectiva:

  • Feedly o Pocket: Para guardar artículos.
  • Notion, Evernote o OneNote: Para tomar notas y crear bases de datos.
  • Trello o Asana: Para planificar el aprendizaje por objetivos.

4. Participa en comunidades de aprendizaje

El aprendizaje colaborativo es clave. Interactúa con otros profesionales a través de:

  • Grupos de Facebook (si aún lo usas) o LinkedIn.
  • Foros especializados como Quora o Reddit.
  • Eventos presenciales y webinars.

5. Crea contenido y comparte tu aprendizaje

La mejor manera de consolidar el conocimiento es enseñándolo. Comparte lo que aprendes mediante:

  • Artículos en un blog personal.
  • Publicaciones en redes sociales.
  • Videos en YouTube o TikTok.

6. Evalúa y ajusta tu EPA de manera periódica

Tu EPA debe evolucionar según tus necesidades y objetivos. Revisa periódicamente:

  • ¿Siguen siendo útiles las fuentes que usas?
  • ¿Las herramientas que empleas son efectivas?
  • ¿Estás alcanzando tus objetivos de aprendizaje?

Los Entornos Personales de Aprendizaje son una estrategia muy potente para gestionar el conocimiento de una forma individual y personal. La información no es que cambie rápidamente es que evoluciona constantemente, por eso contar con un EPA bien estructurado te permitirá mantenerte actualizado, mejorar tus habilidades y potenciar tu desarrollo profesional.

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El “momento eureka”, por qué las mejores ideas surgen cuando desconectas

A mí me ha pasado, es más, me pasa a menudo. Seguro que a ti también: llevas horas, días o incluso semanas intentando encontrar una solución a un problema o en busca de una buena idea para resolver tu proyecto de negocio o TFM, pero nada parece encajar. Te esfuerzas, tomas notas, investigas, pero la inspiración simplemente no llega. Y, de repente, cuando menos lo esperas (quizás en la ducha, dando un paseo o justo antes de dormir), boom: ahí está la idea perfecta.

A esto se le llama el “momento eureka” y es una experiencia que todos hemos vivido en algún momento. La pregunta es: ¿por qué sucede? ¿Por qué las mejores ideas aparecen cuando desconectamos en lugar de cuando estamos focalizamos en encontrar la solución?

Qué es el “momento eureka” y cómo funciona

El término “eureka” es una palabra que en la antigua Grecia significaba algo así como “¡lo tengo!”. Su fama proviene de la exclamación atribuida a Arquímedes cuando descubrió el principio (Principio de Arquímedes) de flotabilidad mientras tomaba un baño. Desde entonces, se usa para describir esos momentos de iluminación repentina en los que encontramos la solución a un problema de manera inesperada.

Desde un punto de vista científico, estos momentos ocurren cuando nuestro cerebro cambia del modo enfocado al modo difuso. Cuando estamos en el modo enfocado, nuestra mente está concentrada en resolver una tarea específica. Pero cuando nos relajamos, entramos en un modo difuso, donde las conexiones entre ideas se generan de manera más libre y creativa.

Básicamente, cuanto más intentamos obligarnos a pensar en una solución, más bloqueamos a nuestro cerebro, sobre todo si no utilizamos técnicas ni herramientas que nos liberen del estrés. En cambio, cuando desconectamos y dejamos de pensar de manera consciente en el problema, permitimos que nuestro subconsciente haga su magia.

Por qué las mejores ideas aparecen cuando desconectamos

Aunque no lo parezca o no seamos conscientes, nuestra mente nunca se para, no descansa. Incluso cuando no estamos pensando activamente en un problema, el subconsciente sigue procesando la información. Es como un ordenador que sigue ejecutando procesos en segundo plano mientras realizas otras tareas.

Por eso, muchas veces las soluciones aparecen en momentos en los que no estamos buscando activamente una respuesta. En los procesos creativos lo llamamos como “inercia creativa”, que da respuesta a esas ideas que llegan cuando hemos dejado de trabajar directamente en la tarea creativa.

Además, el estrés y la presión pueden hacer que nos quedemos atrapados en patrones de pensamiento repetitivos y poco creativos. Al relajarnos, reducimos la actividad de la corteza prefrontal, permitiendo que fluyan ideas nuevas sin la rigidez del pensamiento lógico y lineal.

No es casualidad que las grandes ideas lleguen cuando estamos en la ducha, haciendo ejercicio o simplemente descansando. Estas actividades nos permiten relajar la mente y crear un espacio para la creatividad espontánea.

Por otro lado, si pasas horas frente a una pantalla tratando de ser creativo, probablemente termines frustrado. Por esa razón, siempre decimos que la creatividad y, por tanto, las soluciones novedosas, son más probables que aparezcan cuando trabajamos en otros entornos fuera de nuestro día a día.

Muchas ideas innovadoras nacen de la observación y la experimentación con el mundo real. Por eso, desconectarnos del trabajo y sumergirnos en nuevas experiencias puede abrirnos las puertas a ideas que de otro modo no habríamos considerado.

Cómo aprovechar el “momento “eureka” a tu favor

Aunque es un instante inconsciente que parece no podamos controlar, podemos realizar diferentes actividades para forzar ese “¡eureka”. Apunta estos consejos:

1. Pausas estratégicas

Si te sientes bloqueado, aléjate de la tarea por un rato. ¿Recuerdas la Técnica Pomodoro? Da un paseo, escucha música o simplemente cambia de ambiente. Estas pausas permiten que tu cerebro procese la información sin presión.

2. Incorpora momentos de desconexión en tu rutina

No esperes hasta estar exhausto para tomarte un descanso. Dedica tiempo a actividades que te relajen, como la meditación, el ejercicio o la lectura. Estos momentos de desconexión pueden convertirse en fuentes inagotables de creatividad.

3. Aprovecha los momentos en que tu mente divaga

Las ideas suelen aparecer cuando menos lo esperas. Ten siempre a mano un cuaderno o una aplicación de notas de audio para capturar esas ideas antes de que se esfumen.

4. Expón tu mente a nuevos estímulos

La creatividad no surge en el vacío. Visita nuevos lugares, conoce gente diferente, lee sobre temas que no estén directamente relacionados con tu trabajo. Cuantas más conexiones puedas hacer entre ideas diversas, más probable será que tengas un “momento eureka”. Por ejemplo, a mi me encantan los suplementos de la prensa escrita los fines de semana.

5. Confía en tu subconsciente

A veces, lo mejor que puedes hacer es dejar que tu mente haga su trabajo sin presionarla. Si llevas mucho tiempo atascado en un problema, déjalo por un momento y concéntrate en otra cosa. Te sorprenderá lo que puede surgir cuando menos lo esperas.

Las mejores ideas no siempre llegan cuando estamos esforzándonos al máximo, sino cuando nos permitimos desconectar y dejar que nuestra mente trabaje en segundo plano. El “momento eureka” es una prueba de que la creatividad no se puede forzar, pero sí se puede fomentar a través de pausas, momentos de relax y nuevas experiencias.

Así que la próxima vez que te sientas bloqueado, no te castigues intentando pensar más fuerte. En su lugar, sal a caminar, date una ducha o simplemente deja que tu mente divague. Puede que la solución que buscas esté esperando en un rincón de tu subconsciente, lista para aparecer cuando menos lo esperes. Eso sí, siempre que utilices técnicas como “Los 7 pecados laterales” tendrás la ayuda perfecta para lograr el éxito en tu proceso creativo.

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