Todos somos conscientes que la industria, la producción y comercialización de nuevos productos y servicios camina hacia un entorno donde la exigencia por parte del consumidor es cada vez más fuerte.
Los nuevos estilos de vida advierten de un cambio de creencia y pensamiento hacia el respeto de los orígenes, el medio ambiente y la sostenibilidad por los elementos que nos rodean. Realmente, hoy por hoy, no vale todo.
El marketing es consciente de ello, no será un cambio radical, pero sí un cambio que cada vez lo percibimos más rápido. Esto, por supuesto, llega a las marcas, y son algunas las que hacen verdaderos esfuerzos por cambiar sus estrategias y dinámicas de trabajo de manera pura, y son otras, las que se “suben al carro” con pequeños cambios de cara a la publicidad fácil.
Una reordenación hacia un plano estratégico donde se premie la sostenibilidad, no solo ambiental, si no también económica y social, debe de hacerse con consciencia y con mucha planificación. Sin ir más lejos, con sentido común.
Y sin ir más lejos también, os quiero compartir un caso práctico, un ejemplo de esos que encuentro, que me fascinan desde el primer momento y de esos que además, cuanto más investigo, más me gustan.
Se trata del proyecto de Aniela Parys, que con el mismo nombre ha lanzando una marca que busca la activación, o mejor dicho reactivación, de la elaboración de moda sostenible.
Este concepto está alineado con un estilo de vida en continuo crecimiento que acoge un micro-segmento de mercado con exigencias muy claras: la vuelta al movimiento lento de la moda, y de la producción industrial en general.
En este caso, Aniela Parys propone un enfoque centrado en la calidad frente a la cantidad. Creando colecciones, sobre todo de moda íntima para mujer, donde se utiliza materia prima sobrante de otras industrias y materiales hechos a partir de fibras orgánicas y sostenibles como el algodón orgánico, lino, bambú y/o fibras recicladas.
Cada colección, antes de ser producida e introducida en el catálogo de su tienda online es pensado en base a sus tres fases más importantes de vida: fabricación, transporte y desuso.
Muchos de los productos son producidos a mano en el propio estudio situado en Barcelona, y otros, en colaboración con fábricas y talleres familiares locales, donde el trabajo es realizado de forma conjunta.
Además, cuando se obtiene una marca con tanta personalidad, con tan marcada esencia y filosofía, se abre un abanico muy grande a la creatividad. En este caso, en forma de colaboraciones con otros artistas para crear prendas y fotografías únicas para el bonito proyecto de Aniela Parys.
Fotos: Aniela Parys