Usar la certificación B Corp de tu marca para hacer un buen marketing

El marketing ha evolucionado más allá de vender productos o servicios. En un contexto global marcado por la sostenibilidad, la responsabilidad social y la creciente preocupación por el impacto de las empresas, las marcas que logran destacar son aquellas que, además de ser rentables, buscan generar un impacto positivo en la sociedad y el medio ambiente. En este escenario, la certificación B Corp se ha convertido en una poderosa herramienta de marketing para aquellas empresas que buscan diferenciarse en un mercado cada vez más consciente.

La certificación B Corp, otorgada por la organización sin ánimo de lucro B Lab, valida que una empresa cumple con los más altos estándares en términos de desempeño social y ambiental, transparencia pública y responsabilidad empresarial. En el artículo de hoy, vamos a darle una vuelta a cómo las empresas pueden utilizar esta certificación como parte de su estrategia de marketing, con algunos ejemplos de marcas B Corp en España que están liderando con éxito este enfoque.

¿Qué es la certificación B Corp y por qué importa?

Antes de empezar, y recogiendo una frase de mi compañera Belén Macías, vamos a hablar de “marketing sostenibe”, pero antes de hablar de marketing, hablemos de sostenibilidad. Entonces, antes de adentrarnos en cómo se puede usar esta certificación en el marketing, es fundamental entender qué significa ser una empresa B Corp. Estas empresas no solo buscan beneficios económicos, sino que también asumen una triple responsabilidad: social, ambiental y económica. A diferencia de otras certificaciones, ser B Corp implica un compromiso legal de considerar el impacto de las decisiones empresariales en todos los grupos de interés (empleados, proveedores, clientes, comunidad y medio ambiente).

La importancia de esta certificación ha crecido enormemente en los últimos años. Según un estudio publicado por Nielsen, más del 66% de los consumidores globales están dispuestos a pagar más por productos y servicios sostenibles. Además, el 73% de los millennials prefieren trabajar para empresas que tengan un propósito claro más allá de los propios beneficios económicos . Esta tendencia indica que la ética y la sostenibilidad son elementos clave que las empresas deben aprovechar en su marketing para atraer tanto a clientes como a empleados.

Cómo utilizar la certificación B Corp en tu estrategia de marketing

1. Crear confianza y transparencia

Ser una empresa certificada B Corp es un sello de confianza. En un mundo donde el “greenwashing” (práctica de presentar una imagen engañosa sobre el impacto ambiental positivo de una empresa) está cada vez más presente, la certificación B Corp ofrece a las marcas una manera de demostrar que su compromiso con la sostenibilidad y la responsabilidad social es real y verificable.

Triodos Bank
Triodos Bank, un banco ético y certificado B Corp en España, ha utilizado la certificación para destacar su compromiso con la transparencia y la sostenibilidad financiera. En sus campañas de marketing, Triodos pone énfasis en cómo cada euro invertido en el banco se utiliza para financiar proyectos que generan un impacto positivo, desde energías renovables hasta proyectos sociales. Esto genera confianza entre los consumidores, que saben que sus ahorros están siendo utilizados de manera responsable.

2. Comunicar el propósito de la empresa

El marketing basado en el propósito ha ganado gran relevancia, y las empresas certificadas B Corp tienen una ventaja significativa en este aspecto. Estas marcas pueden contar historias auténticas sobre cómo están cambiando el mundo para mejor, lo que no solo genera ventas, sino también un profundo sentido de lealtad entre los consumidores.

Ecoalf
Ecoalf, una empresa española de moda sostenible certificada B Corp, ha basado su marketing en una narrativa clara y coherente: fabricar ropa de alta calidad sin comprometer los recursos del planeta. Su lema “There is no planet B” es un mensaje contundente que resuena profundamente con los consumidores conscientes. Ecoalf ha hecho del reciclaje y la sostenibilidad el núcleo de su mensaje de marca, ganando reconocimiento global por su enfoque ético y responsable.

ecoalf es b corp

3. Atraer y retener talento

La certificación B Corp también es un atractivo diferenciador para atraer talento. Los empleados, especialmente los más jóvenes, buscan trabajar en empresas que estén alineadas con sus valores personales. Incluir la certificación B Corp en tu estrategia de marketing no solo te ayudará a conectar con clientes, sino también con futuros empleados que se sientan inspirados por el propósito de la empresa.

Un estudio realizado por Harvard Business Review reveló que las empresas que adoptan una estrategia centrada en el propósito tienen un 42% más de probabilidades de retener empleados durante más tiempo . Las empresas B Corp, al estar comprometidas con la responsabilidad social, encuentran más fácil atraer y mantener el talento adecuado.

Danone España
Danone España, una de las primeras grandes corporaciones certificadas como B Corp, ha utilizado este sello para mejorar su imagen como empleador. En sus campañas de recursos humanos, destacan cómo el propósito de la empresa, que busca “llevar salud a través de los alimentos al mayor número de personas posible”, es un imán para aquellos profesionales que desean contribuir a un mundo mejor.

4. Acceder a una comunidad global y aumentar la visibilidad

Las empresas B Corp forman parte de una comunidad global que ofrece grandes oportunidades para el networking, las alianzas estratégicas y la visibilidad. Al ser parte de este movimiento, las empresas pueden utilizar la certificación para participar en campañas colectivas y obtener reconocimiento en medios de comunicación que apoyan causas éticas y sostenibles.

Veritas
Supermercados Veritas, cadena de alimentación ecológica certificada como B Corp en España, ha utilizado su pertenencia a esta comunidad para colaborar en campañas de concienciación sobre alimentación saludable y sostenible. Estas iniciativas no solo refuerzan su propuesta de valor, sino que también les brindan una mayor exposición en medios y eventos que promueven el consumo responsable.

veritas-b-corp

5. Destacar en mercados saturados

En sectores muy competitivos, como el de la moda o la alimentación, la certificación B Corp puede ser un diferenciador clave. Al mostrar que se toman en serio los problemas ambientales y sociales, las marcas certificadas pueden captar la atención de consumidores que buscan algo más que un simple producto: buscan apoyar empresas con valores.

Holaluz
Holaluz, una empresa española de energía 100% renovable y certificada B Corp, ha utilizado este sello para destacar en el competitivo mercado energético. Su enfoque no solo se basa en ofrecer energía limpia, sino también en transformar el modelo energético hacia uno más justo y sostenible. Su marketing se centra en este compromiso, lo que les ha permitido diferenciarse en un sector saturado y atraer a un segmento de consumidores preocupados por el medio ambiente.

La certificación B Corp no solo es un reconocimiento del compromiso social y ambiental de una empresa, sino también una poderosa herramienta de marketing. Al integrar este sello en sus estrategias de comunicación, las marcas pueden construir confianza, conectar con un público consciente, atraer talento y diferenciarse en mercados saturados. Como hemos visto con ejemplos de empresas españolas como Triodos Bank, Ecoalf, Veritas y Holaluz, las empresas B Corp están liderando la transformación hacia un nuevo modelo empresarial, donde el éxito se mide no solo por los beneficios económicos, sino también por el impacto positivo en el mundo.

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El fenómeno de las “tiendas boutique”, la especialización del marketing experiencial

En los últimos años, hemos sido testigos de un fenómeno que ha trascendido su origen en la moda para instalarse con fuerza en casi todos los sectores: los negocios denominados “boutique”. Esta etiqueta, antes asociada a tiendas de ropa de autor o de lujo, hoy se ha convertido en un sinónimo de exclusividad, experiencia y diferenciación. Y no es casualidad. En una época donde los consumidores ya no solo compran productos, sino que esperan algo más de las marcas, los negocios boutique han sabido interpretar esta necesidad y transformarla en una ventaja competitiva.

¿Por qué el modelo boutique es tendencia?

La respuesta sencilla es: porque buscamos vivir experiencias únicas y memorables. El consumidor actual no se conforma con comprar un producto o servicio; quiere sentir que hay algo especial en esa transacción. La etiqueta “boutique” apela directamente a esa búsqueda: exclusividad, diseño, personalización y una historia que a posteriori poder contar.

Ya no se trata solo de comprar un coche, sino de vivir la experiencia de adquirirlo en una boutique Cupra, donde el ambiente, el trato personalizado y la estética del lugar son parte esencial del producto. Lo mismo ocurre con una estancia en un hotel boutique o un corte de pelo en una barbería boutique. La experiencia pesa tanto –o incluso más– que el objeto o servicio en sí.

¿Qué tipos de negocios se han sumado al modelo boutique?

Aunque su origen esté en el sector de la moda, hoy este concepto se extiende a sectores impensables hace una década. Encontramos:

  • Hoteles boutique que cuidan cada detalle, desde la decoración hasta el desayuno artesanal.
  • Cafeterías y panaderías boutique con pan de masa madre, vajilla de diseño y playlists en Spotify muy cool.
  • Barberías boutique que mezclan estética vintage, café de especialidad y servicio premium.
  • Estudios de yoga, gimnasios, agencias de viajes, tiendas de tecnología e incluso consultorías o despachos legales se han sumado a esta ola.

Pero hay una condición clave: todo debe estar contextualizado. No se trata de ponerse el nombre “boutique” por estrategia de marketing sin más. Tiene que haber una verdadera propuesta de valor: personalización, atención al detalle, diseño y experiencia.

¿Qué diferencia a un negocio boutique de los modelos tradicionales?

Podríamos decir que la gran diferencia está en el enfoque. Mientras que los modelos tradicionales buscan escalar, crecer, estandarizar y vender a muchos, el modelo boutique apuesta por lo pequeño, lo cuidado, lo único. No busca atraer a las masas, sino a un nicho que valore esa diferenciación.

Esto aporta ventajas importantes:

  • Cercanía con el cliente: se establece una relación más humana, más emocional.
  • Fidelización más fuerte: los clientes boutique no solo repiten, recomiendan.
  • Mejor conversión y venta: el valor percibido es mayor, y se puede vender más caro sin recurrir a descuentos.
  • Diferenciación real: el trato personalizado y la experiencia hacen que no haya punto de comparación con una gran cadena.
  • Menor vulnerabilidad a la guerra de precios: no se compite por precio, sino por valor.

En definitiva, en vez de volumen, se busca valor. Y eso, en un mundo saturado de ofertas y marcas, es oro puro.

¿Por qué este concepto resulta tan atractivo para los consumidores?

Porque todos queremos sentirnos especiales. El trato personal, que se fue diluyendo con la masificación de las marcas fast-fashion y los servicios automatizados, vuelve a ser una necesidad emocional no cubierta por los grandes.

Mientras gigantes como Zara o Amazon han construido modelos de “mirar, probar, salir o comprar” sin contacto humano, el modelo boutique recupera lo humano, lo auténtico. Nos gusta que nos miren a los ojos, que nos llamen por nuestro nombre, que nos recomienden algo pensando en nosotros.

Esto no es nostalgia, es una reacción natural a la despersonalización del consumo. Queremos que la marca tenga una historia, una estética, una narrativa propia. Y si encima nos hace sentir protagonistas, mejor.

Caso real: la reinvención de Cupra

Un ejemplo llamativo es Cupra, la marca de automóviles que ha transformado por completo la forma de vender coches. Cupra no solo ofrece un vehículo; ofrece una experiencia de marca que comienza en su “boutique”, un espacio donde el cliente es recibido como en una galería de arte, puede probar el coche en un entorno cuidado, y sentir que está comprando algo único, no un coche más del concesionario.

Esta propuesta ha sido especialmente atractiva para un público joven, urbano, que valora tanto el diseño como la diferenciación, y que ya no se siente representado por el modelo tradicional de concesionario.

¿Qué otras tendencias están marcando el camino?

Además del auge de los modelos boutique, hay otra tendencia que merece mención: el consumo de segunda mano. Lejos de ser una moda pasajera, parece una transformación más profunda en nuestra manera de consumir. La sostenibilidad, la conciencia ambiental y la búsqueda de productos únicos también están impulsando este comportamiento.

Curiosamente, en muchos casos el mercado de segunda mano también incorpora elementos del modelo boutique: curación de productos, storytelling, trato personalizado. Plataformas como Vinted o tiendas físicas de ropa vintage están empezando a funcionar con esta lógica: ser una boutique de segunda mano, no una tienda de saldos.

Los negocios boutique no son solo una etiqueta estética, sino una respuesta inteligente a una necesidad emocional del consumidor actual: la de ser visto, escuchado y tratado como único. En un entorno saturado de opciones, quien ofrece una experiencia significativa tiene mucho terreno ganado.

Como profesionales del marketing, debemos dejar de pensar solo en producto, y empezar a diseñar vivencias. El futuro –y el presente– pasa por ahí. Boutique ya no es sinónimo de lujo, es sinónimo de cuidado. Y ese cuidado, bien comunicado, vale más que cualquier promoción.

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Cómo actúa una “marca silenciosa” en el ámbito de la actuación social: caso IKEA Valencia

En un entorno cada vez más imprevisible —crisis climáticas, tensiones sociales, desastres naturales—, las marcas ya no pueden quedarse al margen. Pero, ¿cómo deben actuar? ¿Cuándo es el momento de intervenir? ¿Y cómo hacerlo con sensibilidad y coherencia sin que parezca oportunismo? Hace unas semanas, en el evento Hoy Es Marketing Valencia 2025, organizado por ESIC Business & Marketing School Valencia tuve la suerte de explorar este concepto de ‘marca silenciosa’: esa que actúa desde la responsabilidad y el compromiso, no desde el escaparate.

Y lo hice con un invitado de excepción: Gabriel Ladaria, director de marketing de IKEA España, una marca que ha demostrado cómo se puede tener impacto real en el entorno sin necesidad de grandes campañas. En este artículo quiero resumir esa conversación sobre el equilibrio entre acción y comunicación, propósito y reputación, marketing y humanidad. Creo que no debe permanecer para volver una y otra vez a leerla. Merece la pena.

Vivimos un momento en el que las marcas ya no pueden limitarse a vender productos: se espera de ellas que tengan un punto de vista, una responsabilidad y un compromiso con el entorno. Pero también vivimos en un contexto de saturación, donde cada gesto parece evaluado bajo el prisma del marketing. Desde IKEA creemos en una forma distinta de estar presentes: no desde el protagonismo, sino desde la utilidad. Apostamos por una acción coherente, centrada en las personas y guiada por nuestro propósito de crear un mejor día a día para la mayoría de las personas. Y muchas veces, eso significa actuar sin necesidad de contarlo.

Hoy queremos compartir cómo entendemos ese equilibrio entre acción y comunicación, entre propósito y reputación, entre lo que somos como marca y lo que necesitan las personas a nuestro alrededor.

¿Cuál crees que es el papel que deben asumir hoy las marcas frente a los retos sociales o medioambientales de su entorno inmediato?

Las marcas no son entes abstractos: están formadas por personas, afectan a comunidades y tienen una huella —ambiental, económica, social— que deja marca allá donde operan. En IKEA creemos que esto implica una responsabilidad activa. No basta con tener un propósito definido; hay que traducirlo en decisiones cotidianas, tanto en lo estratégico como en lo operativo.

En el contexto actual, donde los retos sociales y medioambientales se hacen cada vez más urgentes y visibles, las marcas tienen que preguntarse: ¿cómo contribuimos al bienestar común más allá de nuestra actividad comercial? En nuestro caso, eso significa trabajar para que nuestros productos sean más sostenibles y accesibles, pero también estar cerca de las comunidades en momentos difíciles, colaborar con entidades sociales y revisar continuamente nuestro impacto.

La clave está en no mirar hacia otro lado. Si formas parte del entorno, también formas parte de sus problemas… y de sus soluciones.

¿Cómo definís internamente cuándo y cómo actuar ante una situación externa que no está directamente relacionada con vuestro negocio?

Lo primero que nos preguntamos es si podemos ser útiles de manera significativa. No actuamos desde el impulso, sino desde la utilidad. Y para eso, valoramos varios factores: el alcance y urgencia de la situación, el nivel de impacto en las comunidades donde estamos presentes, y si realmente tenemos los recursos, el conocimiento o la red para aportar algo que marque una diferencia real.

Además, analizamos siempre el contexto con mucho respeto. No todas las crisis requieren la presencia de una marca. A veces ayudar es ceder espacio a las entidades que ya están trabajando sobre el terreno, o apoyar desde detrás del escenario, como hemos hecho en Valencia con la DANA. En IKEA creemos que la discreción, en estos casos, también es una forma de respeto.

¿Qué significa para vosotros “actuar con responsabilidad” más allá del propósito corporativo?

Actuar con responsabilidad es hacer lo correcto incluso cuando nadie está mirando. Significa tomar decisiones alineadas con nuestros valores, incluso si no son las más rentables a corto plazo.

En IKEA tenemos un propósito claro: “crear un mejor día a día para la mayoría de las personas”. Eso es una brújula, pero no basta. La responsabilidad se ejerce en lo cotidiano: en cómo diseñamos nuestros productos, en cómo seleccionamos nuestros proveedores, en cómo tratamos a nuestros empleados, en cómo escuchamos a nuestras comunidades locales.

¿Cuál es el valor de actuar de forma silenciosa, sin buscar protagonismo mediático?

En un entorno mediático donde muchas marcas compiten por atención constante, actuar en silencio es casi un acto de contracorriente. Pero creemos que es necesario. No porque comunicar esté mal —comunicar también puede inspirar—, sino porque hay momentos en los que lo más honesto es actuar sin esperar reconocimiento.

La verdadera reputación no se construye con lo que decimos de nosotros mismos, sino con lo que las personas viven de nuestra marca. Una acción coherente y bien ejecutada, aunque no se comunique de forma masiva, acaba generando confianza a largo plazo.

Por eso, cuando intervenimos en situaciones sensibles, priorizamos el impacto sobre la visibilidad. Y si luego se comunica, que sea con un enfoque respetuoso, desde la transparencia y no desde la autopromoción.

¿Cómo se equilibra la necesidad de contribuir con la tentación de capitalizar esa acción como parte del marketing?

El equilibrio está en el propósito. Si contribuyes desde lo que eres y no desde lo que quieres parecer, la línea se mantiene clara. En IKEA no concebimos nuestras acciones sociales como “contenidos”, sino como extensiones naturales de nuestra forma de estar en el mundo.

Por supuesto, entendemos que el marketing tiene un papel que jugar: puede amplificar, inspirar, conectar. Pero siempre desde la verdad. Comunicar una acción debe ser una consecuencia, no el objetivo. Si hay impacto, ese impacto hablará por sí solo. Y si no lo hay, ninguna campaña lo va a compensar.

¿Una marca silenciosa comunica menos o comunica de otra manera?

Comunica de forma más reflexiva, más honesta y más conectada con su propósito. No se trata de estar callados, sino de saber cuándo, cómo y por qué se habla.

La marca silenciosa no renuncia a la comunicación. Simplemente pone el foco en el contenido, no en el protagonismo.

¿Cómo se asegura una marca de que sus acciones sociales sean percibidas como auténticas y no como oportunismo?

La percepción de autenticidad no se construye en un solo acto: es el resultado de la coherencia acumulada en el tiempo. Si tus acciones están alineadas con lo que llevas años haciendo, y si no se contradicen con lo que haces en otros frentes, las personas lo perciben como algo natural.

En IKEA no improvisamos nuestra forma de actuar en lo social: tenemos alianzas duraderas con entidades del tercer sector, políticas claras de sostenibilidad y diversidad, y una visión a largo plazo. Eso crea un marco en el que cualquier acción puntual tiene contexto.

La clave está en que la acción no sea “para afuera”, sino “desde dentro”.

¿Crees que el consumidor penaliza más la inacción o una mala acción?

Una mala acción es más difícil de reparar. La inacción puede generar decepción o silencio, pero una acción mal planteada, mal ejecutada o incoherente puede provocar rechazo, desconfianza o incluso boicot.

Hoy el consumidor está más informado, más exigente y más crítico. No espera perfección, pero sí honestidad. Si una marca actúa de forma oportunista o incoherente, no solo pierde credibilidad en ese momento, sino que compromete su legitimidad futura.

¿Crees que veremos más marcas silenciosas o más activismo de marca explícito?

Creo que veremos ambas cosas. Habrá marcas que apuesten por el activismo visible, y otras por una presencia más sutil. Lo importante no es tanto el formato como la sinceridad del fondo.

Lo que sí veremos, sin duda, es un consumidor más sensible a la coherencia: que ya no se deja impresionar solo por grandes campañas, sino que mira qué hay detrás de cada acción.

¿Qué consejo le darías a una marca que quiere tener impacto real sin caer en el postureo?

Que se acerque a las personas, a los colectivos, a las realidades locales. No se puede tener impacto desde una torre de marfil, es importante escuchar.

Segundo, que trabaje desde dentro: que alinee sus procesos, sus productos, su cultura y sus políticas con los valores que quiere defender fuera.

Y por último, que actúe desde la humildad. A veces, transformar una pequeña comunidad es el primer paso para un gran cambio.

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