Los aspectos económicos no solo se rigen por números, cifras, resultados… si no también por elementos que guían el transcurso de algo hacia un fin. La Economía Conductual es un ejemplo de esto y de cómo se pueden prever, o no, las decisiones de los consumidores según su comportamiento.
Hace unos meses escribía sobre la Economía Conductual, también conocida por su expresión en inglés “Behavioral Economics”, en el blog de Rethink by ESIC. En él, explicaba que esta disciplina juega un papel muy interesante y está a medio camino entre la economía y la psicología. Un lugar donde lo tangible y lo intangible se dan la mano para alumbrar las decisiones estratégicas a futura de cualquier compañía.
El poder de la Economía Conductual (Behavioral Economics)
Aunque puede sonar como algo muy relacionado con la economía, en verdad se extiende como totalmente transversal a cualquier ámbito. La Economía Conductual se basa en la toma de decisiones de un usuario ante un reto determinado, teniendo presencia aquellos impulsos raciones, pero también irracionales. Las variables sociales, culturales, sociológicas o incluso las preferencias, gustos o necesidades forman parte en la construcción de la conducta del consumo.
Por ejemplo, el miedo es un factor que ha predominado en la economía conductual de los últimos tiempos. Por diferentes razones que llegan del entorno, el consumidor ha tomado decisiones basadas en este aspecto. Todos los sabemos, pero debemos inculcar en la cultura estratégica este tipo de análisis de comportamiento que tantas pistas nos aporta para la creación de nuevas estrategias.
De hecho, la “teoría del nudge” incide mucho en este campo. Ese pequeño empujón que guía a las decisiones de los consumidores, normalmente para enfocarlos en la mejor decisión, no en la más fácil. De hecho, te dejo más sobre la teoría del empujón en este otro artículo del blog Rethink que seguro te gustará.