Se trata de dos de los conceptos mas clásicos y sencillos cuando hablamos de marketing, desarrollo de ideas o estrategia. Sabemos que no es lo mismo un producto que un servicio, ¿cierto?
Cierto, porque aunque ambos términos recogen aquello que puede ofrecer una marca, organización o marca, tienen sus diferencias esenciales, pero una destaca por encima de todas.
El producto se puede tocar, guardar, disponer de él, sentir… pero el servicio no. El servicio se disfruta y desaparece, únicamente quedará un recuerdo del momento experimentado. Pero ese espacio tiene un principio y un final.
Por lo tanto, un producto y un servicio son fundamentalmente opuestos.
El servicio como nueva categoría de productos en el nuevo entorno VUCA
Pero claro, el sistema evoluciona y vemos cómo los clásicos también se ven involucrados en las nuevas normas de los entonos VUCA. Todo es altamente cambiante, volátil y el consumidor toma decisiones bajo patrones totalmente novedosos.
Hoy el usuario quiere disfrutar en lugar que poseer. No quiere compromisos a largo plazo porque el presente es incierto. Busca vivir la experiencia, y vivirla a lo largo del tiempo bajo estímulos que le proporcionen novedad.
Por esa razón, podemos encontrar una nueva opción a la hora de plantear un nuevo desarrollo estratégico. Esta es la categoría de productos basados en servicios.
Un ejemplo claro es el sector del automóvil. Hasta hace un tiempo teníamos la opción de comprar un coche para tenerlo en propiedad, o bien, alquilarlo si lo que necesitábamos era un servicio puntual por unos días o semanas (normalmente cuando viajamos por trabajo o turismo).
Tal cuál. Nadie se imaginaba de otro modo.
Después, llego el renting y el leasing para empresas. Opciones de disponer de un alquiler de vehículo pero con fecha de caducidad y si ningún compromiso futuro.
Pero ahora, como dice una de las frases comerciales de myRenting de Volkswagen “para siempre es demasiado tiempo”. Cualquier marca de coches ofrece la posibilidad de disponer de un coche nuevo por el pago de una cuota mensual durante, por ejemplo, los tres primeros años. Después, tienes opciones: o te lo quedas y pagas el resto, o lo cambias por uno nuevo y sigues pagando cuota, o lo devuelves y te olvidas.
Ya ves, ahora, los productos, se visten de servicios para agradar a un nuevo tipo de consumidor que desea nuevas opciones.
Esto también pasa con la ropa, por ejemplo, H&M ya ha abierto en Estocolmo su flagship donde alquila ropa por un precio de 33 euros a la semana.