En esa ocasión hablamos de un término algo extraño, pero altamente importante. La “dismorfia del selfie” es un término que se utiliza para describir la preocupación excesiva o la obsesión por la apariencia personal, especialmente a través del contenido que subimos a la red social.
Este fenómeno está vinculado a la percepción distorsionada de la propia imagen. A menudo se manifiesta en la búsqueda constante de la aprobación social a través de las redes sociales. Es un asunto que preocupa, sobre todo cuando hablamos de perfiles de usuarios jóvenes, y del cuál hablamos en el programa 120 Minutos de Telemadrid con María Rey.
¿El usuario finge, pero espera que los demás sean auténticos?
La red social está pasando de ser una extensión de nuestra vida física a convertirse en un escenario donde únicamente compartir aquello que le guste a nuestra comunidad. Es decir, aquello que nos valida en la red. Esto sucede porque nos suele gustar sentirnos protagonistas, queridos y tener pertenencia al grupo. En definitiva, no sentirnos excluidos, y eso a veces genera miedos e inseguridades si somos tal cual somos. Si nos mostramos en la red tal cual somos.
Ya no solo se exagera la felicidad, si no también la tristeza y el llanto como ya leímos en este artículo de SModa de El País de Mar Manrique sobre el “sadfishing”.
No nos paramos a pensar en si es verdad o es mentira todo lo que consumidos en la red. Quizás cuando comunican las marcas sí, pero con las personas solemos generar un vínculo de empatía que nos hace ponernos en su piel y sentir envidia o rechazo de lo que está expresando.
¿Con qué está relacionada la dismorfia del selfie?
Desde el punto de vista de la conducta del consumidor, la dismorfia del selfie puede estar relacionada con varios aspectos:
- Redes sociales y validación social: las redes sociales desempeñan un papel crucial en este fenómeno como ya hemos visto. Las personas afectadas por la dismorfia del selfie a menudo buscan la validación y la aprobación a través de la publicación de imágenes o vídeos que cumplen con ciertos estándares de belleza. La conducta se ve influenciado por la necesidad de obtener likes, comentarios positivos y seguidores.
- Presión estética: puede ser impulsada por la presión de la sociedad y los estándares de belleza que se promueven en las plataformas digitales. Esto puede llevar a un comportamiento de consumo en el que las personas invierten en productos de belleza, aplicaciones de edición de fotos y otros recursos para mejorar su apariencia en las imágenes que comparten en la red.
- Comparación social: la constante exposición a las imágenes editadas y cuidadosamente seleccionadas en las redes sociales puede llevar a una comparación social negativa. Los consumidores pueden sentir la necesidad de cumplir con estándares inalcanzables, lo que puede resultar en la compra de productos o servicios destinados a mejorar su apariencia.
- Impacto en la autoestima: la dismorfia del selfie también puede tener, obviamente, un impacto negativo en la autoestima de las personas.
- Ciclo de retroalimentación: la interacción constante con las redes sociales y la recepción de comentarios pueden crear un ciclo de retroalimentación, donde las personas buscan constantemente la mejora de su imagen para obtener una respuesta positiva. Esto puede llevar a un comportamiento de consumo compulsivo en busca de la “perfección” percibida.
¿Saben los más jóvenes donde está la frontera entre la vida real y la realidad que se publica en la red?
La diferencia entre la realidad y la no realidad es muy complicada en nuestros días. De hecho, cada vez es más difícil diferenciar entre lo que es real y lo que no. Lo estamos viendo con fakes news, realidad aumentada, IA… y eso se traslada a la vida real porque puede transformar pensamientos o actos de la vida.
La opinión personal se puede ver muy afectada debido a lo que consumimos. Un ejemplo de ello es el propio formato de contenido de TikTok, donde el algoritmo muestra contenido en relación a tus gustos, siendo una aplicación cada vez más utilizada para informarse y no solo como entretenimiento.
La red social está diseñada para que pases el mayor tiempo posible consumiendo contenido en ella. Vídeos rápidos, ágiles, con música, color… unos detrás de otro y de muy variadas temáticas. Lo mismo estás viendo una receta que te aparece alguien haciendo ejercicio o un vídeo de tu equipo de fútbol. Totalmente aleatorio, no sabes lo que va a llegar y eso engancha. Es incertidumbre.
Foto de Christian Lue en Unsplash